Entiéndase el exorcismo en el cristianismo como aquel rito o ceremonia religiosa que tiene por
objeto rechazar y expulsar a un espíritu, demonio o entidad maligna del cuerpo de una persona,
objeto o lugar en especial. Son miles las historias que hablan de posesiones y no menos las
personas que aseguran haberlas presenciado o incluso sufrido en carne propia. La iglesia católica
es cauta al momento de hablar de este tipo de fenómenos y a pesar de que a lo largo de su historia
hiciera siempre especial énfasis en la existencia de los demonios y fuerzas oscuras, y en la
importancia de la cercanía de sus fieles a Dios como única forma de evitar cualquier mal y peligro,
lo cierto es que hoy en día, en plena era de la comunicación, ha optado por una política de
encubrimiento y secretismo máximo, llevando todo lo relacionado al asunto con especial prudencia e
incluso elevando el tema a nivel de tabú dentro de sus filas, en las cuales tan solo unos pocos se
animan a instruirse en estas áreas y continuar ejerciendo tan delicada tarea.
Objetos y lugares poseídos se encuentran lejos de la atención de la iglesia, que
se interesa mayormente, y con toda lógica, en quienes sufren en sí mismas este padecimiento en
algún momento de sus vidas, prestando acompañamiento al poseído, a sus familiares y seres queridos
durante este duro trance y obrando en nombre de Dios y a través de sus sacerdotes, con el objeto de
encarar la difícil labor a la que se enfrentarán en la lucha por expulsar a los indeseables
invitados del interior de sus desdichados fieles, que sin poder evitarlo se ven invadidos por
fuerzas malignas y destructivas, siendo obligados a albergar en contra de su voluntad a sus
acompañantes, al tiempo que estos los utilizan para lograr sus propósito, causando con ello grandes
sufrimientos y desdichas.
La comprobación es el primer paso a seguir, antes de adentrarse en el tedioso
proceso de llevar cabo un
exorcismo cristiano,
pues es de vital importancia comprobar que los síntomas del supuesto poseído no sean otra causa que
las consecuencias de una enfermedad mental o un trastorno médico o patológico y se encuentre en
necesidad de recibir atención médica especializada en busca de una solución a sus dolencias, antes
que exorcismo que no requiere y que no haría otra cosa que agravar su estado.
Una vez el sacerdote, que tendrá como requisito, en todos los casos, ser en un
experto en la materia, ha comprobado encontrarse frente a un caso real de
posesión demoniaca,
procederá entonces, luego de ser debidamente autorizado por el Obispo a quien le corresponda, a
iniciar con el
procedimiento del exorcismo
y para el cual se regirá por lo establecido en el «Rituale Romanum», documento en donde se
establecen los procedimientos a seguir en varios de los ritos católicos más importantes y entre
ellos, el presente. Existen cientos de libros, antiguos y modernos que hablan sobre el tema, pero
éste es el compendio oficial recopilado y redactado por la iglesia y por tanto el utilizado por
todos sus miembros alrededor del mundo.
Para empezar con el ritual, el sacerdote portará la vestimenta apropiada para su
cargo y lo más importante, deberá incluir obligatoriamente la estola morada, como requisito
infaltable dentro del procedimiento. Luego de unas palabras alentadoras y preparatorias, el
oficiante inicia el proceso con las respectivas oraciones y rociará a los presentes con agua
bendita y sal, con el doble propósito de protegerlos del mal y según algunos, de honrar el
sacramente del bautizo, primer contacto del fiel con la vida religiosa. Esta tarea no es fácil y el
encargado tendrá que hacer uso de todos sus medios y habilidades, con el objeto de hacer contacto
con el invasor y conocer con ello la forma cómo llegó hasta allí y obligarlo a revelar sus
verdaderas intenciones. Éste se esconderá tanto como pueda, hasta que no vea otra salida que
enseñarse. Una vez superado este paso el sacerdote procederá a pedirle que deje el cuerpo y se
retire, momento culmine y más peligroso de la ceremonia, pues es en este punto donde se agudiza la
lucha entre los dos poderes. Algunos testigos narran estos momentos, ofreciendo relatos que van
desde pequeños fenómenos extraños en algunos casos, hasta grandes perturbaciones sobrenaturales y
terribles experiencias para la víctima y quienes lo atestiguan, que pueden llegar a salir
fácilmente lastimados, si no logra controlarse la situación correctamente. Una vez se logre el
retiro total de la fuerza maligna, el
exorcismo
habrá concluido o en caso contrario, deberá repetirse hasta lograr los resultados deseados.
Debe considerarse que, debido al carácter privado y casi secreto de estos
rituales, muchas de las cosas que se dicen y aseguran pueden ser fruto de especulaciones y
fantasías, por lo que es un tema que deberá tratarse con especial discreción, antes de lanzarse a
realizar aseveraciones de las cuales no se tiene fundamento. Algunos tienen al exorcismo y a sus
causantes como algo claramente posible, mientras otros desacreditan el asunto, acusándolo a la
imaginación del hombre, así que queda en decisión de cada cual lo que quiera creer al respecto. |